La termografía infrarroja es una tecnología que mide la temperatura de la piel de una manera rápida, no invasiva y objetiva. Asimismo, eso puede proporcionarnos información sobre el estado fisiológico de un sujeto y sus diferentes regiones y estructuras corporales (Vainer, 2009).
Se trata de una herramienta de apoyo al profesional clínico para la detección y localización de anomalías o enfermedades a través del incremento o decremento de la temperatura superficial cutánea y de esta manera cuantificar los cambios en la temperatura de la superficie de la piel utilizando cámaras infrarrojas.
La primera aplicación de la termografía en el campo de la medicina se centró principalmente en el diagnóstico. Durante los años 60 y 70 su rapidez, inocuidad y objetividad para detectar asimetrías térmicas impulsó la investigación y el interés clínico para diagnosticar determinadas patologías. Entre ellas, el diagnóstico de cáncer de mama fue (y, de hecho, sigue siendo) uno de los principales usos. Si bien algunos autores recomendaron su aplicación como prueba de cribado preliminar (Isard et al., 1972), muchos profesionales la utilizaron como diagnóstico autónomo, provocando cientos de falsos positivos por su falta de sensibilidad y especificidad (Williams et al., 1990). Como consecuencia, la reputación de la termografía infrarroja en el sector de la salud se vio dramáticamente dañada (Feig, et al. 1997).
Los avances tecnológicos en cámaras infrarrojas han permitido un resurgimiento de la investigación en el sector deportivo y de la salud, mejorando las aplicaciones nuevas y antiguas, como, por ejemplo: apoyo al diagnóstico, adaptación al tratamiento y seguimiento de las lesiones.
- Apoyo al diagnóstico: Se ha demostrado que la termografía infrarroja es un buena herramienta de apoyo diagnóstico en el entorno médico.Permite una rápida primera valoración que puede guiar al profesional de la salud hacía la técnica diagnóstica más conveniente y, por tanto, ahorrar tiempo y dinero a los profesionales e instituciones sanitarias. La termografía infrarroja no debe usarse como una herramienta de diagnóstico por si sola, pero puede ayudar a identificar el tipo de lesión en función del comportamiento térmico. Según el tipo de lesión, la reacción térmica de la piel puede ser hipo o hipertérmica (Sillero quintana, 2015)
- Adaptación al tratamiento: Dependiendo de la naturaleza de la lesión o patología, el tejido puede tener un comportamiento térmico diferente (hipotermia o hipertermia).
- Seguimiento de lesiones: Los datos térmicos proporcionados ayudan a los profesionales de la salud a cuantificar y monitorizar el proceso de recuperación y evitar riesgos potenciales de compensación o de recaída.
Hay muchas áreas de la medicina y las ciencias de la salud donde la Termografía Clínica puede proporcionar información sobre diagnóstico y pronóstico, en áreas tales, podología, vascular, ortopedia, fisioterapia,..etc.
Desde Podowebinar apostamos porque la termografía clínica tiene un lugar importante en el presente y futuro de nuetra actividad podologica.